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Biodiversidad y soluciones basadas en la naturaleza: una alianza necesaria entre el sector público y privado

La COP 16 de Biodiversidad, que este año se celebrará en octubre y noviembre en Cali, Colombia, es una invitación abierta a acelerar la unión de esfuerzos públicos y privados para enfrentar la crisis de biodiversidad. 

Gerardo Canales

Director

La biodiversidad y las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) han sido materia particularmente relevante en la discusión climática de los últimos años. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15) en 2022 fue escenario de la firma del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, hito central que encarna los esfuerzos globales por frenar y revertir la pérdida de biodiversidad a 2030. 

La COP 28 de Dubái de fines de 2023 confirmó la continuidad del apoyo a la acción climática basada en la naturaleza, al anunciar 186,6 millones de dólares de nuevo financiamiento para la naturaleza y el clima en favor de bosques, manglares y océanos. Dichos compromisos se alinean con aquellos adquiridos durante la Cumbre Mundial de Acción por el Clima (CMAC) celebrada en diciembre, en el marco de la COP 28, en la que se confirmó la movilización de 2,500 millones de dólares para proteger y restaurar la naturaleza. Más de 150 empresas e instituciones financieras se sumaron también a los esfuerzos globales y afirmaron que aumentarían sus inversiones en SbN, aunque queda, por cierto, vislumbrar cómo se accionarán estos compromisos y cómo se asignarán las inversiones para que logren el impacto esperado.  

Los compromisos son coherentes con un entendimiento transversal y creciente de la relación intrínseca entre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Este mayor conocimiento, respaldado por la ciencia, está favoreciendo un giro hacia un cambio de paradigma que supone la transformación paulatina de la forma en que gobiernos y empresas abordan la protección de la biodiversidad. La meta 15 del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming–Montreal, que exige a las empresas tomar medidas significativas en la gestión de la biodiversidad —focalizándose no solo en la reducción de carbono sino también en la preservación y restauración de ecosistemas— es evidencia de ello. 

Avanzada institucional 

Mayor comprensión y movilización de recursos, tanto públicos como privados, ha ido de la mano con la creación de nueva institucionalidad para abordar la crisis climática y la pérdida de biodiversidad a nivel regional. Esta avanzada es reflejo de una mirada más adaptativa, que reconoce que las empresas deben gestionar más allá de la reducción de sus huellas de carbono y el control de la contaminación, incorporando estrategias corporativas que consideren la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. 

En esta línea, las SbN están empezado a ser, por ejemplo, un componente clave en planes de adaptación y mitigación del cambio climático de los países, y figuran en los compromisos climáticos nacionales de 57 países en el marco del Acuerdo de París, según datos de ClimateWatch. A los Estados le han seguido empresas diversas, que están también incorporando SbN en sus estrategias no solo como una respuesta responsable a la crisis climática, sino también como una inversión en la resiliencia a largo plazo de sus negocios y de las comunidades donde operan. 

En Chile se lanzó recientemente el Plan de Acción Empresarial en Biodiversidad, iniciativa conjunta del Ministerio del Medio Ambiente y la red empresarial Acción Empresas, que busca desarrollar un instrumento conjunto entre el sector público y el privado para promover la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad. Es, en esencia, una brújula para el sector empresarial chileno, orientando su contribución al cumplimiento del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal. 

Iniciativas como ésta son pasos en la dirección correcta, en tanto reflejan un compromiso de acción climática colaborativa entre el sector público y privado. Avanzar en alinear estrategias, objetivos y motivaciones de largo plazo, y fomentar políticas, acuerdos y modelos financieros innovadores, permitirá reducir brechas para que los sectores público y privado trabajen más eficazmente en abordar la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación, los tres elementos que constituyen la triple crisis planetaria. 

Esta colaboración es clave, entendiendo que, pese al creciente entendimiento de la problemática, los avances siguen siendo incipientes, donde persisten tensiones y dudas sobre cómo las empresas aterrizan sus actividades a este tipo de compromiso, combatiendo inercias históricas difíciles de extirpar.  

En esa línea, vemos que hay una relación directa entre el potencial éxito de estas iniciativas y el avance real de las empresas en la valoración de su capital natural y su relación con la biodiversidad, abarcando tanto sus activos como su cadena de valor. La invitación es a ser pioneros en este desafío, a desarrollar estrategias de biodiversidad alineadas con las estrategias de cambio climático que se diseñen a nivel de empresa y que se actualicen en virtud de los compromisos adquiridos en la COP de Biodiversidad. Adoptar enfoques auténticamente comprometidos, que habiliten la transformación de sus modelos de negocio y permitan generar un impacto tangible en la preservación del medio ambiente, es la vía para situar a la sostenibilidad no como una obligación, sino como un motor de progreso. 

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