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Finanzas sostenibles y el imperativo de la taxonomía

Navegar por las aguas de las finanzas sostenibles exige claridad y transparencia. En un contexto en que discernir lo que es o no sostenible continúa planteando muchas veces un desafío, el concepto de taxonomía de finanzas sostenibles se constituye como una brújula orientadora. 

Sofía Martínez

Líder de consultoría
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El debate en torno a las finanzas sostenibles suele radicar en una pregunta central: ¿qué constituye la sostenibilidad? La pregunta resuena, en tanto las partes interesadas tratan de alinear sus estrategias de asignación de capital con los objetivos esbozados en acuerdos climáticos internacionales como el Acuerdo de París. 

Es precisamente en el corazón de estas reflexiones donde cobra mayor relevancia la existencia de una taxonomía exhaustiva de las actividades económicas sostenibles. 

Una taxonomía sostenible ofrece un marco para categorizar las actividades económicas consideradas ambientalmente sostenibles para la inversión. Más allá de la definición de sostenibilidad, ofrece una hoja de ruta con criterios y umbrales claros que permiten a los actores del mercado tomar decisiones de inversión con mayor claridad, al tiempo que mejora la transparencia, mitiga la incertidumbre y fomenta el flujo de capital hacia empresas cuyas acciones están en línea con la ruta hacia una economía baja en carbono y resiliente al cambio climático. 

Latinoamérica ya está en vías de sentar y consolidar sus principios de taxonomía sostenible. Colombia y México, que presentaron sus propuestas de taxonomía sostenible en 2022 y 2023 respectivamente, han sido puntas de lanza de una región que en los últimos años ha sido testigo de un creciente interés por las finanzas sostenibles, impulsado por una mayor concienciación sobre la gestión medioambiental y la responsabilidad social.  

Chile, con el liderazgo del Ministerio de Hacienda, está también llevando adelante un proceso para establecer su propia Taxonomía de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles a nivel nacional, avanzando hacia establecer un lenguaje común basado en la ciencia para determinar de manera objetiva y creíble qué actividades se consideran medioambientalmente sostenibles en el país. 

Es un trabajo que viene gestándose desde 2020, con la revisión de progreso de los compromisos del “Acuerdo Verde” donde los participantes identificaron la falta de estandarización y claridad en la definición de lo que se considera “verde” como una barrera para alcanzar efectivamente los compromisos. Comenzaron luego a definirse los elementos de diseño que conformarían la estructura de la Taxonomía y que tomaron en consideración los resultados de la “Hoja de Ruta para una Taxonomía en Chile”, publicada en 2021, y el trabajo realizado por el Comité Preparatorio para el Desarrollo de un Sistema de Clasificación de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles a nivel nacional, ambas iniciativas lideradas por el Ministerio de Hacienda. 

Actualmente está en proceso el desarrollo e implementación de la Taxonomía bajo los lineamientos del documento “Estructura del Sistema de Clasificación o Taxonomía de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles para Chile”. Se establecieron nueve Sectores Económicos: Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca; Minas y canteras; Industrias manufactureras; Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado; Suministro de agua, evacuación de aguas residuales, gestión de desechos y descontaminación; Construcción; Transporte y almacenamiento; Información y comunicaciones, y Actividades inmobiliarias.

Desde ImplementaSur estamos apoyando el desarrollo e implementación de la Taxonomía local desde un rol coordinador, labor que estamos realizando junto al Center for Clean Air Policy (CCAP). Actualmente, el proceso se encuentra en fase de definición de criterios técnicos destinados a garantizar el cumplimiento de las reglas mínimas que deben satisfacer las AAE, para que la Taxonomía las considere y clasifique como medioambientalmente sostenibles. En este contexto, y a medida que Chile avanza decididamente hacia mayor claridad en su definición de lo que considera medioambientalmente sostenible, nos entusiasma apoyar el desarrollo de una taxonomía robusta que consideramos crucial para fomentar la inversión responsable y la gestión medioambiental.

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